El derecho uniforme
Estas memorias las he llamado “Mi vida con la ley LMA”.
Por varias razones escogí ese tema. Una de ellas fue que en julio de 2013
se cumplieron veinte años de la entrada en vigor de la reforma al Código de
Comercio (“Cco”), que incorporó al derecho mexicano la Ley modelo de la CNUDMI
sobre el arbitraje comercial internacional ("LMA”).
Para mí son más de veinte años de que, en unión de otros
convencidos de la importancia del derecho uniforme del comercio, hemos luchado
por la incorporación de la LMA en México sin que el texto, su interpretación y
aplicación, se desvíe del acuerdo internacional que la creó
Pero también son más de veinte años de contribución a la
creación y difusión de la cultura del derecho uniforme. Lo que comprende la
colaboración en su creación, comentario, interpretación y aplicación.
Haciendo énfasis en la importancia de la jurisprudencia internacional,
¿de qué sirve un texto uniforme si cada jurisdicción lo interpreta a su manera?
Pero no solo la LMA
Lo cierto es que este blog no se puede limitar a la LMA.
El tema es mucho más complejo. Mi vida ha sido muy afortunada. Tuve
la suerte de que el 7 de enero de 1985 me subí a una ola que ya venía con fuerza:
la del derecho uniforme del comercio internacional. Entonces muchos nos
veían como soñadores, teóricos de un movimiento académico, ¿cómo podíamos
gastar nuestro tiempo discutiendo esa quimera del derecho universal uniforme?
Con la globalización todo cambió y los soñadores nos convertimos en personas
con sentido común, que ofrecían al mundo soluciones prácticas.
Franklin y la vanidad
Estas memorias y comentarios defraudarían su propósito si
incurriera, hipócritamente, en la falsa modestia de omitir anécdotas e ideas
divertidas, ilustrativas o importantes. Al hacer, esto me guía el
ejemplo de Benjamin Franklin, quien en su autobiografía* advierte que hablará
de sí mismo y de sus acciones pasadas, pero tratando de no aburrir a su
audiencia. Franklin también disculpó su vanidad para no incurrir en la
costumbre tan común de afirmar que “sin ninguna vanidad puedo decir”, seguida
inmediatamente de algún comentario vanidoso. La vanidad, después de todo,
suele ser productiva y no es absurdo darle gracias a Dios por ella. A lo
que agrego que hay una vanidad buena y una vanidad mala. La vanidad buena
se apega a la integridad y a la verdad; la mala se conoce como bluff y
es hipocresía.
Resumen de experiencia
Comienzo por referir algunas de mis actividades para acreditar
mis credenciales para comentar sobre los temas del blog.
Mi vida profesional ha transcurrido litigando ante los
tribunales mexicanos y ante los tribunales arbitrales nacionales e
internacionales, actuando como árbitro, abogado, consejero emitiendo opiniones
y como testigo experto en derecho mexicano. También como profesor e
investigador, dando clases, escribiendo artículos y comentarios. Nunca un
libro, ya que tengo mis reservas sobre ello.
En el aspecto legislativo he colaborado con el gobierno de
México, entre otros, en la redacción de las modificaciones a la Ley de Quiebras
y Suspensión de Pagos a fines de la década 1980-1990 y en la redacción de la
Ley de Concursos Mercantiles ("LCM"), de la cual me tocó escribir el
primer anteproyecto. En esa materia participé activamente en la UNCITRAL,
representando a México, en la negociación de la Ley Modelo de la CNUDMI sobre
la Insolvencia Transfronteriza, cuyo texto se incorporó a la LCM.
En materia de arbitraje, redacté el proyecto de incorporación de
la LMA al Código de Comercio (Cco), que fue la base de la reforma de 1993.
Posteriormente, redacté el proyecto de reformas de 2011 al Cco, que ahora
es el capítulo sobre sobre la intervención judicial en la transacción comercial
y el arbitraje (Capítulo X del Título Cuarto del Libro Quinto del Cco).
UNCITRAL
En la UNCITRAL presidí los trabajos preparatorios en el grupo de
trabajo, y la aprobación del texto final en el Comité de la Sala del Pleno, de
las reformas de 2006 a la LMA y de la Recomendación relativa a la
interpretación del párrafo 2) del artículo II y del párrafo 1) de la Convención
sobre el Reconocimiento y la Ejecución de las Sentencias Arbitrales Extranjeras
("Convención de Nueva York" o "CNY”).
También participé en la redacción de Las Notas de la CNUDMI
sobre la organización del proceso arbitral (1996) y en las recientes
modificaciones a las notas.
En materia de conciliación o mediación, presidí los trabajos
preparatorios y la aprobación en la Comisión en el grupo de trabajo y la
aprobación en el Comité de la Sala del Pleno, de la Ley Modelo de la CNUDMI
sobre Conciliación Comercial Internacional.
Participé en la elaboración y fui presidente del grupo de
trabajo especial de la Asamblea General, que convino el acuerdo final para la
adopción de la Convención de las Naciones Unidas sobre Letras de Cambio
Internacionales y Pagarés Internacionales.
Fui Presidente de la Conferencia Diplomática que adoptó el
Convenio de las Naciones Unidas sobre la Responsabilidad de los Empresarios de
Terminales de Transporte en el Comercio Internacional.
Presidí fue la elaboración en el grupo de trabajo y su
aprobación en el Pleno, de la Ley Modelo de la CNUDMI sobre Transferencias
Internacionales de Crédito (transferencias electrónicas de fondos).
Fui Presidente de la UNCITRAL en 1992, en el pleno de ese año se
adoptó la ley sobre transferencias electrónicas, y se aprobó la Guía Jurídica
de la CNUDMI sobre Operaciones de Comercio Compensatorio . En ese
periodo, y en celebración del vigésimo quinto aniversario de la UNCITRAL,
presidí el congreso que se celebró en la sala de la Asamblea General,
"Hacia un Derecho Mercantil Uniforme para el Siglo XXI.
Fui Presidente del grupo de trabajo que elaboró el proyecto de
Ley Modelo sobre Comercio Electrónico.
Participé en la elaboración de la Ley Modelo de la CNUDMI sobre
las firmas electrónicas y presidí su aprobación en el Comité de la Sala del
Pleno.
UNCC
Fui comisario (commissioner) en la Comisión de Compensaciones
del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (United Nations, Security
Council Compenssation Comission o UNCC). La UNCC resolvió las
reclamaciones de los afectados en contra de Iraq, por los daños y perjuicios
directos, causados a gobiernos extranjeros, nacionales y otras entidades como
resultado de la ilegal invasión y ocupación de Kuwait y la subsecuente Guerra
del Golfo de 1999.
En el panel E2, cuya materia fueron las reclamaciones de
empresas comerciales y otras entidades, junto con Bernard Audit y David Caron,
recibimos la encomienda de establecer jurisprudencia, a la luz de la resolución
687 del Consejo de Seguridad y del derecho internacional, entre otros, sobre
los conceptos de "debts arising out of [the invassion and ocupation and
the Gulf War]", "directness", "credible treats" and
"valuation of damages" (deudas resultantes de la invasión y ocupación
y la Guerra del Golfo, daño directo, amenazas creíbles y valuación de daños).
Otras instituciones
También fui miembro del Consejo y del Comité Ejecutivo de la
American Arbitration Association (fui el tercer extranjero, en la historia de
la AAA, de pertenecer al Comité, antes habían sido Marc Lalonde de Canadá y
John Beechey del Reino Unido), de la Corte de la London Court of International
Arbitration (LCIA), Vicepresidente y miembro del Comité Ejecutivo del Institute
for Transnational Arbitration (ITA) y Director de la Comisión de Mediación y
Arbitraje de la CANACO.
La familia
Sin embargo, y aunque suene a broma, mi atención prioritaria
siempre estuvo en mi familia, siempre antes que mi vida profesional. Mi
vida familiar también ha sido muy peculiar. Era relativamente joven cuando me
quedé viudo, perdí a Susana pero me quedé con cinco hijos. Luego me casé
con Laura, que tenía tres. Las dos, Susana y Laura, hermosas y amorosas,
han sido la fuente de mi felicidad, sin ellas no sería quien soy, sino un
producto bastante defectuoso. Laura en la jornada más larga. Los
hijos, como leí en alguna parte, son los huesos en donde los padres roemos,
afilamos y pulimos nuestros dientes; me han proporcionado grandes experiencias
y enseñanzas. También me han hecho muy feliz.
Un anecdotario
Todo lo anterior, y muchas otras actividades, en una vida de
viajes, reuniones, experiencias y anécdotas sin fin. Mucho de lo que
ocurrió en esas andanzas, solo quedó registrado en la memoria de quienes lo
vivimos, pero no en minutas de los trabajos preparatorios, ni en los debates en
los tribunales y juntas de otras organizaciones.
Algunas almas caritativas y con buenas intenciones, me han
pedido o sugerido que escriba un libro. Lo que me llama la atención es
que, en lugar de un libro académico o un tratado o manual de derecho,
prevalecen los que me sugieren que escriba sobre mis aventuras jurídicas.
Mucha de mi resistencia a escribir un libro parte de un
comentario, según recuerdo de José Ortega y Gasset, en el sentido de que en
esta época que ha facilitado tanto la producción de libros, se debía tener la
caridad de no escribir libros inútiles. Lo hizo hace más de cien años,
¿que diría ahora?
Pero algo me hace sospechar que la causa pudiera ser, también,
mi desorden habitual.
Un blog con anécdotas, información y consideraciones, puede ser
una buena opción. Veremos.
*Si quieren leer un libro extraordinario, muy formativo tanto
para jóvenes como para jóvenes sin dientes, no dejen de leer la autobiografía
de Benjamin Franklin. La escribió para ilustración de su hijo y ha servido para
ilustrar a la humanidad.
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